Muy buenas, aquí de nuevo Luis dando otro pasito en mi huerto ecológico.

En esta ocasión voy a poner el plantel ya que previamente preparé el terreno

¿Pero cómo voy a hacerlo?

1. Observar el terreno

El terreno está un poco seco, lo regué por ultima vez hace más de una semana, en cuanto quito la primera capa observo que la tierra sigue húmeda, ese es una buena señal pero es que todavía estamos en primavera, cuando llegue el verano no será tan fácil mantener la humedad. Cuando llegue el calor será mejor acolchar, es decir poner paja o materia orgánica seca sobre los caballones y los caminos, para que el sol no incida directamente en el suelo y lo reseque. El acolchado además de mantener la humedad nutre el suelo con materia orgánica.

2. Conseguir el plantel

El plantel que traigo en parte lo he sembrado yo gracias semillas que he recolectado o conseguido de la Red murciana de semillas. He utilizado bokashi viejo, compost y arena como sustrato. La otra parte del plantel viene de un semillero de la huerta que se nutre de un distribuidor local que utiliza semillas tradicionales y naturales.

Cada plántula viene individualmente, se saca con cuidado introduciendo un palito ancho por el agujero correspondiente que hay debajo del semillero. Con mucho, mucho cuidado se mueve un poco el palito hacia arriba y después tiramos con cariño para sacar la plántula.

En ocasiones hay dos plántulas juntas, en estos casos suele ser mejor separarlas, me da pena pero no se como conseguir que no se entorpezcan cuando crezcan. La separo con mucho mimo y tacto, sin romper o rompiendo muy poquitas raíces. La más grande suele quedarse con la mayoría del sustrato y la más pequeña la vuelvo a poner en el semillero para que siga creciendo, en unas semanas podrá reunirse de nuevo con su hermana.

3. Diseñar los caballones

Con un palo que tenga la punta bien afilada consigo hacer muescas en la tierra sin apelmazarla. Antes he diseñado mentalmente o sobre el papel donde voy a poner cada plántula, buscado que se asocien correctamente para que se beneficien entre si o por lo menos no sean incompatibles a la vez que miro las necesidades hídricas, por eso voy a poner las que quieran mucha agua en los extremos del caballón y las que quieran poca agua en el centro del caballón.

De momento solo voy a poner las solanáceas al sol, intercalando variedades de fruto (tomates, berenjenas y pimientos) a la vez que dejo huecos para ir añadiendo en las próximas semanas variedades de raíz (cebollas, patatas, aguaturmas) y de hoja (coles y lechugas de verano)

En esto también he tenido en cuenta el viento y las sombras, pues el viento puede resecar muy rápido la tierra o arrancar una mata y hay plantas a las que les gusta más la sombra y a otras más el sol.

Ahora he llenado con agua cada agujero así veo como de rápido se absorbe el agua. También lo hago para preparar el agujero que va a recibir el plantel.

He utilizado agua sin cloro.

Ahora que el agua se ha absorbido completamente la tierra está muy húmeda y como ni ayer ni hoy he regado el plantel, las plántulas sedientas encontrarán más agradable el terreno y extenderán su raíces más rápidamente para fijarse a su nuevo y refrescante hogar.

4. Sembrar

Antes de enterrar cada plantel los dejo un momento en cada agujero, de esta manera puedo apreciar como quedarán antes de sembrarlos definitivamente. Ahora es el momento de ver si los marcos de plantación son adecuados.

A veces junto un poquito más las plantas, porque sé que voy a darles bastante comida (minerales, materia orgánica y microorganismos). Un truco para ahorrar espacio y crear buenas asociaciones es intercalar los cultivos. Es decir si tengo tomates, pimientos y berenjenas, voy poner en orden tomate, pimiento, berenjena, tomate, pimiento, berenjena… de manera que entre tomate y tomate haya al menos el marco de plantación indicado.

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He puesto las cebollas por separado, pero podía haberlas puesto intercaladas con el plantel de solanáceas y las lechugas también, pero prefiero que les de la sombra. Al poner las cebollas les he cortado un poco las puntas, para que no tengan que alimentar esas puntas y puedan centrarse en fijar la raíz en su nuevo hogar. También he traído una planta de hierba buena, me gusta tomarla en infusión y además sirve para prevenir algunas plagas.

5. Regar

Pasadas unas horas las plantas ya se están haciendo a su nuevo hogar, y como el riego es a manta puedo inundar el terreno para que la humedad se conserve durante mucho tiempo. El agua al salir se mueve y se oxigena gracias al neumático, que aunque es de goma y no es lo más indicado para el agua, lo hemos limpiado bien por dentro para que no deje traza.

Veo el agua pasar y cierro y abro cada trozo según la humedad que creo que vaya a necesitar.

El agua es transparente y no remueve tanto el fondo como la primera vez.

Los brillos del sol me recuerdan que un cultivo cercano al agua recibirá más luz, porque toda la que se refleja en el agua ilumina la tierra.

Resultado

Observo lo que he plantado, es el momento de celebrar y aprender de lo que acaba de pasar. Poco a poco iré mejorando y entendiendo más detalles que aún no soy capaz de ver.